02 Sep Cuidar el aislamiento térmico de una cámara frigorífica para mejorar su eficiencia energética
El aislamiento térmico es la mejor solución para conservar el frío en un espacio. Esto es, consigue minimizar la transmisión de energía calorífica entre diferentes zonas. Cabe destacar que, los productos alimenticios son perecederos, deteriorándose con cierta rapidez cuando estos se exponen a temperatura ambiente. Por ello, se han ido mejorando los materiales empleados para la conservación del frío hasta construir instalaciones y cámaras frigoríficas con tecnología avanzada.
¿Es el aislamiento la forma más eficiente para conservar el frío? ¿Cuál es la evolución de este aislamiento? ¿Qué podemos decir de las cámaras frigoríficas? A continuación, te contamos estos y más detalles.
Aislamiento térmico: su evolución
Estos aislantes son materiales resistentes al paso de la energía. Se usan en la construcción de las cámaras frigoríficas, logrando crear una barrera que evita que la energía se transmita y, en su interior, mantener la temperatura adecuada. Elegir el material a emplear es fundamental a la hora de construir una cámara de este tipo.
El uso de paneles sándwich
Con la creciente demanda de las cámaras frigoríficas en la industria y la expansión de la tecnología, se desarrollaron este tipo de paneles que gozan de grandes ventajas:
– Modularidad.
– Amplia gama de espesores.
– Excelente propiedad mecánica.
– Excelente barrera para el vapor.
– Elevada resistencia para el paso del calor.
– Acabados sanitarios e higiénicos.
– Coste moderado.
En la actualidad, las cámaras frigoríficas modernas están construidas con paneles sándwich con núcleo aislante de poliuretano. Este aislante, junto con el poliisocianurato son espumas rígidas celulares, ambas compuestas por poliol e isocianato, formulados en diferentes proporciones.
Estos paneles se emplean para las cámaras, tanto en temperaturas positivas como negativas. Además, este tipo de panel reduce el coste de climatizar las cámaras durante la vida operativa de las mismas.
El diseño de las cámaras frigoríficas
Existen dos tipos de cámaras: autoportantes y tradicionales. En ambos casos, el diseño de ambas se plantea de dentro hacia fuera.
Al diseñar estas cámaras, la construcción de la nave, empezando desde el interior, debe tener en cuenta los equipos de almacenaje y manutención para que la operativa sea eficiente y llegue a cumplir todas las normativas.
Una vez que el interior está definido, se debe proyectar el exterior con los parámetros de la nave y el de las propias cámaras, cuidando el conjunto de pavimentos y el aislamiento con paredes, suelos y techos.
El diseño se debe abordar a la vez para aprovechar las características del aislamiento térmico
El diseño de las cámaras y las naves se deben abordar de forma conjunta y, también, multidisciplinar, valorando siempre los componentes que intervienen en la operativa y cómo pueden llegar a interactuar entre sí. Requiere de un estudio de profundidad que se realiza junto al cliente y que, como objetivo, determinará las particularidades y variables de la nave, las necesidades y las perspectivas de futuro, además de sistemas de almacenaje. El resultado que se obtiene es de una instalación que está construida a medida y adecuada a las características y necesidades de cada organización.
El diseño considera diferentes aspectos complejos, como medidas y características de la parcela, la legislación de cada zona y la región o ciudad donde esté ubicada la cámara. La ley puede variar entre países o continentes, por lo que se debe presentar atención a lo que dice la normativa.
Una cámara frigorífica es una inversión destacada y útil para la empresa. Por ello, una vez que se tiene claro que vamos a contar con ella, debemos potenciar todas las medidas para optimizar al máximo la inversión: es aquí cuando entra la importancia de un verdadero aislamiento térmico. Para que la vida útil de la misma sea lo máxima posible, un buen diseño es indispensable.